La mariposa nace siendo oruga para luego transformarse en un hermoso y colorido ejemplar capaz de adaptarse a los diferentes climas, siendo considerada como una de las especies con mayor éxito evolutivo en el planeta. En algunas culturas las mariposas tienen una simbología especial y son asociadas al cambio y a la transformación de la vida, así como a la representación del alma y de lo femenino.
Para cambiar, las mariposas parten de un ciclo de vida complejo en el que tienen que modificar casi por completo su estructura genética al pasar de la crisálida a la adultez, aunque este proceso en algunos animales lo conocemos como la metamorfosis, los seres humanos hemos vivido en incontables ocasiones procesos similares en el que nos vemos obligados a pasar por profundas transformaciones a lo largo de nuestras vidas.
Los cambios son parte de la naturaleza y para llevarlos a cabo de forma adecuada es muy importante definir qué es lo que queremos cambiar, transformar o mejorar para así poder establecer con claridad lo que queremos obtener. Este primer paso se asemeja al huevo que es en un principio donde se haya la futura mariposa e igualmente nos sucede cuando estamos en nuestra zona de confort (protegidos por un caparazón) sin conocer muy bien el cambio o los cambios que haremos.
Sin tener claro un objetivo es muy difícil comenzar, por esta razón muchas personas frecuentemente permanecen en este primer paso (el huevo) sin dar marcha adelante y aunque los cambios a veces parezcan algo complicado, más que el miedo a evolucionar, es la falta de objetivos lo que nos impide crecer. ¡Plantea tu objetivo! La única manera de vencer el miedo es enfrentándolo y para reunir las fuerzas suficientes antes de enfrentarnos a nuestros temores es necesario tener claro cuál será el objetivo por el que nos moveremos.
Después de la primera fase viene la oruga, en este segundo paso ya estás listo para comenzar el cambio, has empezado a manifestar tus decisiones y tienes un objetivo vislumbrado. Sin embargo, es muy probable que nuestros planes cambien en el futuro, ya que en muchas ocasiones la acción de terceras personas y de las circunstancias externas por las que pasaremos pueden llegar a provocar que el objetivo por el cual hemos trabajado vaya cambiando e incluso que se precise aún más.
Sabías que la oruga desde el primer momento que asoma sus antenas al mundo, rompe la cascara del huevo comiéndosela y continúa alimentándose de la hoja y de la planta sobre la que nació, y por supuesto que después se alimentará de otras plantas cercanas. Es su apetito insaciable lo que hace que crezca rápidamente y mude varias veces de piel, teniendo un periodo de reposo antes de cada muda. Su recurso más poderoso es la perseverancia y sus ganas de sobrevivir.
Utiliza tus conocimientos, tus dotes, tu experiencia y todo lo que te motive para seguir y por ningún motivo dejes de perseverar, así como la oruga que sabe que debe alimentarse para lograr el cambio que le permitirá no solo tener un mejor estado, sino que además le ayudará a mejorar su capacidad de subsistencia.
Las orugas necesitan mudar de piel varias veces porque van creciendo constantemente hasta que han llegado a crecer lo suficiente y se encuentran preparadas para comenzar la fase de la metamorfosis, llamada en el caso de la mariposa la crisálida.
Al igual que la oruga es importante que durante la etapa de renovación y de perseverar por el cambio que quieres hacer, te desprendas de aquello que ya no va acorde con tu crecimiento: circunstancias, personas, miedos, limitaciones, pensamientos o también de lugares que consideres que no te hacen o te harán ningún bien. Relájate y prepara tu vida para hacer un cambio real desde el interior y hacia afuera.
Durante la fase de la crisálida, pulpa o capullo, la oruga tiene una reorganización de los tejidos que comienzan entre otras cosas a experimentar un crecimiento importante derivando en la futura mariposa. En este momento la oruga deja de alimentarse y pasa a un estado de reposo que le permite llevar a cabo su transformación.
En el caso de las personas, cuando comenzamos a cambiar una situación o trabajamos por nuestro objetivo, que normalmente nos dará un cambio, pensamos en “comernos el mundo”, esta es una expresión habitual en la gente cuando desea algún cambio. Sin embargo, luego de comenzar no “reposan” cuando es debido, perdiendo por completo la motivación sobre lo que estaban realizando anteriormente en pro a sus planes y objetivos.
En esta fase del cambio, estas en el momento de detenerte por un periodo corto y reflexionar internamente sobre lo que has desarrollado hasta ahora. Te encontrarás con sorpresas muy gratas sobre ideas que te ayudarán a concretar tus objetivos y lograr la transformación que quieres. ¡Tómate un tiempo y recarga tus energías!
La etapa final es en la que la oruga se transforma en mariposa, llegado el momento rompe la crisálida y sale de ella con esfuerzo, subiendo a un lugar desde el que pueda preparar sus alas para extenderlas, teniendo que esperar hasta adquirir la fuerza necesaria. Tiempo después consigue la resistencia y el tamaño con el que podrá desprender sus alas completando así la última etapa de la metamorfosis y hallándose lista para volar.
Con esta última etapa llega lo más hermoso, pero también lo más exigente, que no es el cambio en sí mismo, sino el camino que te prepara para volar. No hay un fin del camino que podamos conocer con certeza, aunque sí hubo un claro comienzo, sencillamente es un proceso en el que ha sucedido algo que sólo nosotros entendemos pero que nos prepara para ir no sólo por nuestro primer objetivo, porque más adelante llegarán más retos, cambios u objetivos que te recordarán que algún día fuiste como la oruga y que lograste cambios importantes para llegar a feliz término así como lo hacen con sus ciclos las mariposas.
“La mariposa no puede recordar que ha sido oruga así como la oruga no puede adivinar que sería mariposa porque los extremos del mismo ser no se tocan.”
ENRIQUE LIHN
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